Aprende El Mundo y sus Placeres
La palabra “mundo” tiene diferentes significados en
la Escritura. Puede significar la tierra o el universo en el orden
físico. Es usado para referirse a los gentiles que son todas las otras
naciones a excepción de la nación judía.
Pero la palabra
“mundo” también es usada para referirse a la presente condición de los
asuntos humanos en oposición a Dios. Es el sistema que actúa en el mundo
habitado, un sistema que es opuesto a Dios y al Señor Jesucristo. Este
es el significado que es usado en esta lección. El “mundo” es el grupo
corporativo de individuos centrados en la carne que componen la raza
humana. Carne, en este contexto, no se está
refiriendo a la carne actual de tu cuerpo. Es
un término que describe la naturaleza maligna del hombre la cual está en
voluntaria rebelión contra Dios.
Como tu enemigo,
el mundo es la totalidad del sistema organizado social, económica,
materialmente y de filosofías religiosas que tienen su expresión
mediante organizaciones, personalidades, y gobiernos. No es un gobierno
específico, organización o persona, sino el sistema mundial sobre la
cual éstas están basadas. El sistema mundial es una extensión de la
carnalidad del hombre. Provee una atmósfera,
ambiente, y un sistema que promueve los pecados de la carne.
Rodea al hombre con aquello que apela a sus deseos carnales.
El príncipe del mundo:
Satanás es el “príncipe” o gobernante del sistema mundial:
“Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera” (Juan 12:31).
“No hablaré ya mucho con vosotros, porque viene el príncipe de este mundo y él nada tiene en mí” (Juan 14:30).
Satanás es también llamado el dios de este mundo:
“Esto es, entre los incrédulos, a quienes el dios de este mundo les cegó el entendimiento...” (2 Corintios 4:4).
El Mundo y sus Placeres
Parte uno: El mundo
La palabra
“mundo” tiene diferentes significados en la Escritura. Puede significar
la tierra o el universo en el orden físico. Es usado para referirse a
los gentiles que son todas las otras naciones a excepción de la nación
judía.
Pero la palabra
“mundo” también es usada para referirse a la presente condición de los
asuntos humanos en oposición a Dios. Es el sistema que actúa en el mundo
habitado, un sistema que es opuesto a Dios y al Señor Jesucristo. Este
es el significado que es usado en esta lección. El “mundo” es el grupo
corporativo de individuos centrados en la carne que componen la raza
humana. Carne, en este contexto, no se está
refiriendo a la carne actual de tu cuerpo. Es
un término que describe la naturaleza maligna del hombre la cual está en
voluntaria rebelión contra Dios.
Como tu enemigo,
el mundo es la totalidad del sistema organizado social, económica,
materialmente y de filosofías religiosas que tienen su expresión
mediante organizaciones, personalidades, y gobiernos. No es un gobierno
específico, organización o persona, sino el sistema mundial sobre la
cual éstas están basadas. El sistema mundial es una extensión de la
carnalidad del hombre. Provee una atmósfera,
ambiente, y un sistema que promueve los pecados de la carne.
Rodea al hombre con aquello que apela a sus deseos carnales.
El príncipe del mundo:
Satanás es el “príncipe” o gobernante del sistema mundial:
“Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera” (Juan 12:31).
“No hablaré ya mucho con vosotros, porque viene el príncipe de este mundo y él nada tiene en mí” (Juan 14:30).
Satanás es también llamado el dios de este mundo:
“Esto es, entre los incrédulos, a quienes el dios de este mundo les cegó el entendimiento...” (2 Corintios 4:4).
Animación - Dos Caras
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Los reinos del
mundo están en el presente influenciados por Satanás. Están guiados por
filosofías y principios satánicos. Están centrados en la carne y
gobernados por la carne:
“Otra vez lo
llevó el diablo a un monte muy alto y le mostró todos los reinos del
mundo y la gloria de ellos, y le dijo: —Todo esto te daré, si postrado
me adoras” (Mateo 4:8-9).
Algún día ellos serán los reinos de nuestro Señor:
“El séptimo ángel
tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los
reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él
reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11:15)
El pecado es la
razón para la presente condición del mundo. Cuando Adán y Eva fueron
originariamente creados por Dios, se les dio dominio sobre el mundo.
Esto significaba que tenían control sobre el mundo, para guiar sus
sistemas y habitantes conforme al plan de Dios. Cuando pecaron contra
Dios, ellos perdieron ese dominio (Génesis 1-3).
Cuando Jesús fue
crucificado por los pecados del género humano y resucitado de la muerte,
Él reclamó el mundo. Pronunció juicio contra las fuerzas espirituales
del mal:
“Y despojó a los
principados y a las autoridades y los exhibió públicamente, triunfando
sobre ellos en la cruz” (Colosenses 2:15).
Aunque Jesús
reclamó al mundo del poder del enemigo, Satanás todavía no ha reconocido
ese reclamo. Satanás todavía está trabajando en el mundo con sus
poderes demoníacos. Satanás no reconocerá los reclamos de Jesús sobre
los reinos del mundo hasta que el conflicto final sobre el cual
estudiarás en el último capítulo de este curso.
La presente
situación es similar a las condiciones militares que frecuentemente
ocurren en el mundo natural. Un poder político o militar tomará control
sobre una nación pero sus reclamos no serán reconocidos por las tropas
rebeldes dentro de esa nación. Las tropas rebeldes continúan guerreando
por todo el país. Tratan de tomar posesión del territorio no
legítimamente suyo y sojuzgar
a los ciudadanos. Frecuentemente usan tácticas de terror para alcanzar
sus
propósitos.
La situación en
el mundo espiritual es similar. Jesús reclamó control sobre el mundo, el
enemigo, y sus fuerzas de maldad. Pero las tropas rebeldes de Satanás
todavía guerrean por todo el mundo. Tratan de tomar posesión que no es
legítimamente suyo e influenciar a hombres y mujeres al mal. Esta
batalla, que es nuestra “guerra espiritual” continuará hasta el
conflicto final.
La estructura del mundo:
La estructura del mundo está en directa oposición a Dios, Su plan, propósitos y pueblo:
El sistema mundial del mal:
El presente sistema mundial es maligno:
“El cual se dio a
sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo,
conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre” (Gálatas 1:4).
El sistema mundial está sin Dios:
“... sin esperanza y sin Dios en el mundo” (Efesios 2:12).
Existe mucho engaño en el mundo para seducir a los creyentes a convertirse en parte del mundo:
“Muchos engañadores han salido por el mundo...” (2 Juan 7).
El mundo ya está juzgado y bajo condenación por Dios:
“Pero siendo juzgados, somos castigados por el Señor para que no seamos condenados con el mundo” (1 Corintios 11:32).
Los principios del mundo:
Los “principios del mundo” se refieren a los principios elementales que gobiernan el mundo. Llevan al yugo espiritual:
“Así también nosotros, cuando éramos niños estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo” (Gálatas 4:3).
Los rudimentos del mundo:
Estas son las
regulaciones sobre las cuales la estructura mundial descansa. Son
diferentes de los principios sobre los cuales Dios estructura Su reino:
“Si habéis muerto
con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si
vivierais en el mundo, os sometéis a preceptos” (Colosenses 2:20).
El espíritu del mundo:
El espíritu del mundo está en directa oposición al Espíritu Santo:
“Y nosotros no
hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de
Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido” (1 Corintios 2:12).
La filosofía del mundo:
Las filosofías son principios de conocimiento. Las filosofías mundanas no están basadas en Cristo:
“Mirad que nadie
os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas basadas en las
tradiciones de los hombres, conforme a los elementos del mundo, y no
según Cristo” (Colosenses 2:8).
La sabiduría del mundo:
La sabiduría mundana no es la sabiduría de Dios:
“La sabiduría de este mundo es insensatez ante Dios...” (1 Corintios 3:19).
La corriente del mundo:
La “corriente” del mundo es el ciclo del mundo presente, su rutina, la forma en la cual él opera:
“En los cuales
anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo,
conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora
opera en los hijos de desobediencia” (Efesios 2:2).
Las voces del mundo:
Las muchas “voces” del mundo son contrarias a la voz de Dios:
“Tantas clases de idiomas hay seguramente en el mundo, y ninguno de ellos carece de significado” (1 Corintios 14:10).
La paz del mundo:
La paz del mundo es temporaria, frágil, y algunas veces engañosa:
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27).
La tristeza del mundo:
La tristeza santa difiere de aquella del mundo:
“La tristeza que
es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de lo cual no hay
que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte” (2
Corintios 7:10).
La actitud del mundo:
El mundo odia a Dios:
“... ¿No sabéis
que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que
quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” (Santiago
4:4).
El mundo odia a los creyentes:
“Si el mundo os
odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Si fuerais del
mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo
os elegí del mundo, por eso el mundo os odia” (Juan 15:18-19).
Desde que el
mundo está conformado de individuos centrado en la carne que odian a los
creyentes, necesitamos aprender más sobre esta fuerza poderosa llamada
“carne”.
Parte dos: la carne
El mundo es una
fuerza social maligna de Satanás que obra desde el exterior para atacar a
los creyentes. Es la organización corporativa de individuos carnales.
La carne es una fuerza que opera dentro del creyente. El mismo “espíritu
carnal” que opera en el mundo operará en tu vida si le permites
hacerlo. La palabra “carne” como es usada en la Escritura puede
referirse al actual cuerpo de hombre o bestia. Pero esto no es de
lo que estamos hablando cuando usamos
la palabra “carne” en esta lección.
La Biblia también
usa la palabra “carne” para describir la naturaleza básica de pecado
del hombre. La carne es el centro de la voluntaria provocación y
rebelión contra Dios:
“Y yo sé que en
mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque querer el bien está en
mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal
que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo,
sino el pecado que mora en mí” (Romanos 7:18-20).
La carne es una
fuerza compulsiva interior que se expresa a sí misma en rebelión
mediante el pecado. Este es el significado de la carne que usamos en
esta lección. Las palabras “carnal” y “viejo hombre” son también usadas
para describir la naturaleza carnal del hombre. Todos los hombres tienen
esta naturaleza básica, pecadora y carnal:
“Por tanto, como
el pecado entró en el mundo por un hombre y por el pecado la muerte, así
la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos
5:12).
“Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).
Las pasiones (deseos) de la carne:
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne” (Gálatas 5:16).
¿Qué es la pasión
de la carne? Primero definamos la palabra “pasión”. Pasión es “ un
fuerte deseo, emociones del alma, la tendencia natural del hombre hacia
el mal”. La Biblia advierte que no debemos desear las cosas del mal:
“Estas cosas
sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas
malas, como ellos codiciaron” (1 Corintios 10:6).
Desear las cosas
del mal que complacerán a tu naturaleza carnal es lo que se llama
“pasiones de la carne”. Es como Satanás ataca desde adentro. Es como una
guerra civil dentro de una nación, con tu espíritu y tu carne
guerreando una contra otra.
Como se desarrolla la pasión:
La pasión, o
deseo pecaminoso, primero entra por medio de los sentidos naturales. El
ojo ve algo malvado o el oído oye algo maligno. Un toque, saborear, o
incluso un aspirar pueden incluso fomentar la pasión. Esta es la manera
en la cual Satanás usa el ambiente del mundo para tentar a la carne.
Estos sentidos naturales disparan un pensamiento maligno o un deseo en
la mente. Esto es pasión. El pensamiento lascivo es lo
que te tienta a hacer el mal:
“Cuando alguno es
tentado no diga que es tentado de parte de Dios, porque Dios no puede
ser tentado por el mal ni él tienta a nadie; sino que cada uno es
tentado, cuando de su propia pasión es atraído y seducido” (Santiago
1:13-14).
Recuerda, Dios
nunca te tienta. Eres tentado cuando eres atraído por tus propias
pasiones pecaminosas y carnales. Pero no tienes que rendirte a esta
tentación. Dios siempre provee una vía de escape:
“No os ha
sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es Dios, que no
os dejará ser probados más de lo que podéis resistir, sino que dará
también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla”
(1 Corintios 10:13).
Desde que la mente es usada para tentar a la carne, Pablo advierte:
“Por cuanto los
designios de la carne son enemistad contra Dios, porque no se sujetan a
la Ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no
pueden agradar a Dios” (Romanos 8:7-8).
Aprenderás luego cómo la mente es uno de los principales campos de batalla en la guerra espiritual.
Los resultados de la pasión:
Si te rindes a la pasión, viene la tentación, y si te rindes a la tentación, resulta en pecado que lleva a la muerte:
“Entonces la
pasión, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado,
siendo consumado, da a luz la muerte” (Santiago 1:15).
El mundo es corrupto debido a la pasión:
“... habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de las pasiones”(2 Pedro 1:4).
Tu carne es corrupta debido a la pasión:
“En cuanto a la
pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está corrompido
por los deseos engañosos” (Efesios 4:22).
La relación del espíritu con la carne:
“Porque el deseo
de la carne es contra el Espíritu y el del Espíritu es contra la carne; y
estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisierais”
(Gálatas 5:17).
Cuando eres salvo
y lleno del Espíritu Santo, el Espíritu habita en tu espíritu. El
Espíritu Santo en tu espíritu se opone a la pasión de la carne. Tu carne
lucha contra tu espíritu y el Espíritu de Dios dentro de ti. La carne
te seduce a las pasiones carnales. Este es el por qué tú con frecuencia
no puedes vivir en la manera que deseas.
Pablo describe
esta batalla entre el espíritu y la carne en Romanos capítulo 7. lee el
capítulo entero en tu Biblia. Él resume la batalla:
“Así que,
queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí, pues
según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra
ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me
lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros” (Romanos
7:21-23).
Las obras de la carne:
Las pasiones de la carne, si no son conquistadas, llevan a obras malignas de la carne que resultan en muerte espiritual:
“Manifiestas son
las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia,
lujuria, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras,
contiendas, divisiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras,
orgías, y cosas semejantes a estas. En cuanto a esto, os advierto, como
ya os he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el
reino de Dios” (Gálatas 5:19-21).
Esta lista puede ser dividida en cuatro categorías de pecados:
Pecados de adoración: idolatría y brujería.
Pecados sexuales: adulterio, fornicación, inmundicia, y lascivia.
Pecados personales: borracheras y rebeliones.
Pecados de relación: odios, discordia, celos, ira, rivalidades, disensiones, sectarismos, envidias, asesinatos.
Cada una de estas
obras pecaminosas son definidas en detalle en el curso del Instituto
Internacional Tiempo de Cosecha“Ministerio del Espíritu Santo”. Son
opuestas al fruto del Espíritu Santo que deberá ser desarrollado en las
vidas de los creyentes.
Fuerzas poderosas del mal
El mundo y la
carne se combinan con Satanás y sus demonios para guerrear contra los
creyentes. Estas son las fuerzas espirituales del mal. En las siguientes
lecciones aprenderás las estrategias de la guerra espiritual para
combatir las poderosas fuerzas espirituales del mal
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