Lo
que ocurrirá en el futuro inmediato genera grandes expectativas en la
mayoría de venezolanos y en buena parte del mundo con el que nos
relacionamos. Vamos a develar lo que sucederá en Venezuela, con base a
lo que establece la Biblia, la Palabra de Dios.
Antes de ofrecer la profecía tocante a Venezuela, conviene aclarar conceptos.
En la Biblia la profecía se refiere a un mensaje divino a través del cual se declara la condición del pueblo, por lo general la Nación de Israel, y luego se advierte los acontecimientos por venir, con base a esa situación del pueblo. O de una persona.
Veamos un ejemplo.
En el capítulo cinco del libro de Daniel, se describe lo que acontece en tiempos del Imperio Babilónico, bajo el dominio del rey Belsasar; un suceso denominado “La escritura en la pared”: Ocurre que el rey Belsasar ofreciendo un gran banquete a sus príncipes, con el gusto del vino ordena traer los vasos y copas que habían saqueado del Templo de Jerusalén, con los cuales se ofrece culto a Dios, para degustar vino en aquellos trofeos de guerra. En el curso de la celebración aparece una mano que en lo alto de una pared escribe un mensaje en lenguaje cifrado. El rey busca a Daniel quien le explica que el mensaje es de parte de Dios, y lo interpreta.
La escritura es MENE, MENE, TEKEL UPARSIN. Cuyo significado es:
Mene: Contó Dios tu reino y le ha dado fin.
Tekel: Has sido pesado y hallado falto.
Uparsin (peres): Tu reino ha sido roto y dado a los medos y a los persas.
Esa noche Darío el Grande, toma a Babilonia y da muerte al rey Belsasar. La Historia Universal ofrece detalles de ese suceso.
Este es el estilo de profecía en la Biblia. Dios hace un diagnóstico de la situación, y luego advierte las consecuencias.
Es semejante a los análisis situacionales de los expertos para predecir resultados, usando métodos estadísticos. En el caso de las elecciones argentinas, por ejemplo, los expertos pronosticaron que ningún candidato tenía opción clara para obtener el triunfo en la primera vuelta; así que advirtieron la realidad de una segunda votación, como ocurrió. Luego predijeron un triunfo de la oposición, lo cual sucedió tal como fue anticipado.
Los analistas no ocasionaron el triunfo de la oposición, ni adivinaron el porvenir, lo predijeron con base a la situación del País, y del comportamiento de los electores. Así es Dios, con la diferencia de que Él conoce la realidad presente, y además el futuro. Nada le es oculto.
Dicho esto, vamos con la profecía sobre Venezuela.
Partamos de un diagnóstico inicial. ¿Cuál es la situación sociopolítica venezolana?
Y este es el mensaje: Para “sacar” de la crisis a Venezuela tenemos que “volvernos a Dios”, asumir conscientemente las demandas que nos propone en su Palabra. Vivir de conformidad con los valores característicos de la sociedad venezolana, muchos de los cuales se establecen en la Constitución y las Leyes de la República.
La honestidad, la justicia legal y social, el respeto a las leyes y a los demás, el amor al trabajo, entre otros valores. Sé que esto suena a “religión” a “fanatismo”. Pero es el eterno mensaje contenido en la Biblia, la Palabra de Dios.
Aquellos países que practican estos principios, sin ser cristianos, han alcanzado un alto grado de desarrollo.
La mayoría de venezolanos cifra sus esperanzas en los resultados del 6 de diciembre.
Si se es oficialista, una victoria electoral significará profundizar la revolución.
Si se es opositor, un triunfo en las urnas electorales significa un cambio en el sentido de las promesas que hacen sus voceros.
Los economistas, empresarios y comerciantes esperan una estabilización de la economía, sincerar el valor de las divisas, y un alza del precio del petróleo.
Los cristianos, divididos en revolucionarios y opositores oran a Dios para que favorezca su preferencia electoral.
Muchos esperan y anhelan la intervención de un organismo internacional que medie o propicie la salida de la crisis.
Este es un análisis somero, superficial de las condiciones de Venezuela. El análisis profundo lo hace cada uno que conoce y vive en carne propia la realidad cotidiana.
Con base a la realidad anteriormente descrita, ¿Qué se espera ocurra en el 2016?
Nada realmente auspicioso, esperanzador, que inspire confianza. Gane quien gane en las elecciones del 6D, el año que viene se agudizará la crisis en Venezuela, lo que estamos soportando es pálido ante lo que viene, y no como castigo de Dios, sino por la natural consecuencia de las actitudes y comportamiento del venezolano.
No hay que cambiar el escenario; hay que cambiar la actitud de los actores.
La esperanza de Venezuela está en una opción revolucionaria; o en una mayoría de la electoral de la Mesa de la Unidad, en la intervención de un órgano internacional o en el alza del precio del petróleo.
Pocos venezolanos, agrupados en una “gran minoría” conoce las causas, sabe cuál es la alternativa, y la difunde; encontrando poca receptividad, mínima aceptación, y ningún deseo serio de actuar en consecuencia al mensaje expuesto insistentemente.
Y este es el mensaje: Para “sacar” de la crisis a Venezuela tenemos que “volvernos a Dios”, asumir conscientemente las demandas que nos propone en su Palabra. Vivir de conformidad con los valores característicos de la sociedad venezolana, muchos de los cuales se establecen en la Constitución y las Leyes de la República.
La honestidad, la justicia legal y social, el respeto a las leyes y a los demás, el amor al trabajo, entre otros valores. Sé que esto suena a “religión” a “fanatismo”. Pero es el eterno mensaje contenido en la Biblia, la Palabra de Dios.
Antes de ofrecer la profecía tocante a Venezuela, conviene aclarar conceptos.
En la Biblia la profecía se refiere a un mensaje divino a través del cual se declara la condición del pueblo, por lo general la Nación de Israel, y luego se advierte los acontecimientos por venir, con base a esa situación del pueblo. O de una persona.
Veamos un ejemplo.
En el capítulo cinco del libro de Daniel, se describe lo que acontece en tiempos del Imperio Babilónico, bajo el dominio del rey Belsasar; un suceso denominado “La escritura en la pared”: Ocurre que el rey Belsasar ofreciendo un gran banquete a sus príncipes, con el gusto del vino ordena traer los vasos y copas que habían saqueado del Templo de Jerusalén, con los cuales se ofrece culto a Dios, para degustar vino en aquellos trofeos de guerra. En el curso de la celebración aparece una mano que en lo alto de una pared escribe un mensaje en lenguaje cifrado. El rey busca a Daniel quien le explica que el mensaje es de parte de Dios, y lo interpreta.
La escritura es MENE, MENE, TEKEL UPARSIN. Cuyo significado es:
Mene: Contó Dios tu reino y le ha dado fin.
Tekel: Has sido pesado y hallado falto.
Uparsin (peres): Tu reino ha sido roto y dado a los medos y a los persas.
Esa noche Darío el Grande, toma a Babilonia y da muerte al rey Belsasar. La Historia Universal ofrece detalles de ese suceso.
Este es el estilo de profecía en la Biblia. Dios hace un diagnóstico de la situación, y luego advierte las consecuencias.
Es semejante a los análisis situacionales de los expertos para predecir resultados, usando métodos estadísticos. En el caso de las elecciones argentinas, por ejemplo, los expertos pronosticaron que ningún candidato tenía opción clara para obtener el triunfo en la primera vuelta; así que advirtieron la realidad de una segunda votación, como ocurrió. Luego predijeron un triunfo de la oposición, lo cual sucedió tal como fue anticipado.
Los analistas no ocasionaron el triunfo de la oposición, ni adivinaron el porvenir, lo predijeron con base a la situación del País, y del comportamiento de los electores. Así es Dios, con la diferencia de que Él conoce la realidad presente, y además el futuro. Nada le es oculto.
Dicho esto, vamos con la profecía sobre Venezuela.
Partamos de un diagnóstico inicial. ¿Cuál es la situación sociopolítica venezolana?
Y este es el mensaje: Para “sacar” de la crisis a Venezuela tenemos que “volvernos a Dios”, asumir conscientemente las demandas que nos propone en su Palabra. Vivir de conformidad con los valores característicos de la sociedad venezolana, muchos de los cuales se establecen en la Constitución y las Leyes de la República.
La honestidad, la justicia legal y social, el respeto a las leyes y a los demás, el amor al trabajo, entre otros valores. Sé que esto suena a “religión” a “fanatismo”. Pero es el eterno mensaje contenido en la Biblia, la Palabra de Dios.
Aquellos países que practican estos principios, sin ser cristianos, han alcanzado un alto grado de desarrollo.
La mayoría de venezolanos cifra sus esperanzas en los resultados del 6 de diciembre.
Si se es oficialista, una victoria electoral significará profundizar la revolución.
Si se es opositor, un triunfo en las urnas electorales significa un cambio en el sentido de las promesas que hacen sus voceros.
Los economistas, empresarios y comerciantes esperan una estabilización de la economía, sincerar el valor de las divisas, y un alza del precio del petróleo.
Los cristianos, divididos en revolucionarios y opositores oran a Dios para que favorezca su preferencia electoral.
Muchos esperan y anhelan la intervención de un organismo internacional que medie o propicie la salida de la crisis.
Este es un análisis somero, superficial de las condiciones de Venezuela. El análisis profundo lo hace cada uno que conoce y vive en carne propia la realidad cotidiana.
Con base a la realidad anteriormente descrita, ¿Qué se espera ocurra en el 2016?
Nada realmente auspicioso, esperanzador, que inspire confianza. Gane quien gane en las elecciones del 6D, el año que viene se agudizará la crisis en Venezuela, lo que estamos soportando es pálido ante lo que viene, y no como castigo de Dios, sino por la natural consecuencia de las actitudes y comportamiento del venezolano.
No hay que cambiar el escenario; hay que cambiar la actitud de los actores.
La esperanza de Venezuela está en una opción revolucionaria; o en una mayoría de la electoral de la Mesa de la Unidad, en la intervención de un órgano internacional o en el alza del precio del petróleo.
Pocos venezolanos, agrupados en una “gran minoría” conoce las causas, sabe cuál es la alternativa, y la difunde; encontrando poca receptividad, mínima aceptación, y ningún deseo serio de actuar en consecuencia al mensaje expuesto insistentemente.
Y este es el mensaje: Para “sacar” de la crisis a Venezuela tenemos que “volvernos a Dios”, asumir conscientemente las demandas que nos propone en su Palabra. Vivir de conformidad con los valores característicos de la sociedad venezolana, muchos de los cuales se establecen en la Constitución y las Leyes de la República.
La honestidad, la justicia legal y social, el respeto a las leyes y a los demás, el amor al trabajo, entre otros valores. Sé que esto suena a “religión” a “fanatismo”. Pero es el eterno mensaje contenido en la Biblia, la Palabra de Dios.
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