http://www.predicalapalabra.org/Autor: Lic. Móny Padilla
Me parece que todos hemos oído hablar de
“La lámpara de Aladino”
Una lámpara muy especial. cualquiera que la encuentre si la frota,
saldrá un mago y le ofrecerá concederle 3 deseos, cualquiera sean estos.
Con la cantidad de necesidades que cada uno tiene y las que se ven
alrededor, dan ganas de encontrar esa lámpara y frotarla. Pero todos
sabemos que es solo un cuento de ficción.
Hoy en día, hay otro tipo de “La lámpara de Aladino”, y te permite satisfacer más que 3 deseos, solo que tienen otro nombre: “ Lotería nacional”
¿A quién no le gustaría disponer de 50.000 bs (7.143 US$)? Justamente ese es el premio de la lotería nacional Eso nos parece muchísimo dinero, considerando que nada hicimos para conseguirlo.
Aquí, al igual que en “La lámpara de Aladino”, debe intervenir un ser con poderes. Es por demás de interesante que, en el boleto de lotería está impresa la siguiente leyenda: “ Pídale al Ekeko salud y dinero” Dando a entender que para lograr sacar el premio mayor, debe intervenir una entidad divina. Y en este caso en particular, solo es posible pidiéndoselo al dios Ekeko.
Este dios parece tener como especialidad: “ salud y dinero” y nada más. Muchos dirían “¡Eso, es más que suficiente!” Pero como cristianos sabemos que lo que este dios falso ofrece (un demonio en realidad), es una trampa para tomar posesión del alma de los incautos. Lo que realmente les da, además de un poco de dinero, es miseria y pobreza de alma y espíritu y finalmente perdición eterna.
Habiendo considerado esto, pensemos en lo que el único Dios vivo y verdadero -Jehová- hizo una oferta mejor que “La lámpara de Aladino” y la “Lotería nacional” juntas. El la hizo solo en dos oportunidades en 4.000 años. El espacio que cubre el Antiguo Testamento.
Se la ofreció a:
Hoy en día, hay otro tipo de “La lámpara de Aladino”, y te permite satisfacer más que 3 deseos, solo que tienen otro nombre: “ Lotería nacional”
¿A quién no le gustaría disponer de 50.000 bs (7.143 US$)? Justamente ese es el premio de la lotería nacional Eso nos parece muchísimo dinero, considerando que nada hicimos para conseguirlo.
Aquí, al igual que en “La lámpara de Aladino”, debe intervenir un ser con poderes. Es por demás de interesante que, en el boleto de lotería está impresa la siguiente leyenda: “ Pídale al Ekeko salud y dinero” Dando a entender que para lograr sacar el premio mayor, debe intervenir una entidad divina. Y en este caso en particular, solo es posible pidiéndoselo al dios Ekeko.
Este dios parece tener como especialidad: “ salud y dinero” y nada más. Muchos dirían “¡Eso, es más que suficiente!” Pero como cristianos sabemos que lo que este dios falso ofrece (un demonio en realidad), es una trampa para tomar posesión del alma de los incautos. Lo que realmente les da, además de un poco de dinero, es miseria y pobreza de alma y espíritu y finalmente perdición eterna.
Habiendo considerado esto, pensemos en lo que el único Dios vivo y verdadero -Jehová- hizo una oferta mejor que “La lámpara de Aladino” y la “Lotería nacional” juntas. El la hizo solo en dos oportunidades en 4.000 años. El espacio que cubre el Antiguo Testamento.
Se la ofreció a:
El Mesías: El Salvador Jesucristo, a quien se le dice: “Mi Hijo eres tú. Yo te
engendré hoy. Pídeme que te dé las naciones como herencia y hasta el
último rincón del mundo en propiedad, y yo te los daré” (Salmos 2:8)
Salomón: “Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré” (1 Reyes 3:5) De el, había dicho Jehová a David: "Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo" (2 Samuel 7:14)
Los destinatarios de esta oferta, eran ambos reyes. ¡Y no cualquier rey! El Mesías prometido de Dios y Salomón, ambos miembros de la familia del rey David. Miremos un poco más atentamente a estos personajes y descubramos porqué Dios les ofreció semejante ganga. Comenzaré con Salomón.
Salomón: “Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré” (1 Reyes 3:5) De el, había dicho Jehová a David: "Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo" (2 Samuel 7:14)
Los destinatarios de esta oferta, eran ambos reyes. ¡Y no cualquier rey! El Mesías prometido de Dios y Salomón, ambos miembros de la familia del rey David. Miremos un poco más atentamente a estos personajes y descubramos porqué Dios les ofreció semejante ganga. Comenzaré con Salomón.
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